Artículo
"POR UNA SOLA VEZö
Firma:Pablo T. Spiller
Profesor de la
Universidad de California y Berkeley. Director de LECG
[ P ]El Gobierno le
exige al sector privado más
y más ajustes para mantener un Estado obsoleto e
ineficaz
** Nota **Así es como dijo el presidente Eduardo Duhalde que
será aplicado el tributo especial a "las grandes empresasö que se beneficiaron
con la devaluación. Hasta unos días atrás, este chantaje era aplicado a las
empresas de servicios públicos por los supuestos beneficios extraordinarios
obtenidos durante la década pasada. Luego fue pasado a las petroleras, y ahora
le toca el turno a dos tipos de empresas: las que tenían deudas internas en
dólares (y por lo tanto se beneficiaron con la pesificación de los contratos y
de las deudas bancarias), y las exportadoras (quienes supuestamente se
beneficiaron con la devaluación).
Por una sola vez, es el canto a
ctual.
Pero este cantar ha sido escuchado previamente por el cono sur. Las
exportaciones agropecuarias fueron sujetas a retenciones durante décadas, y así
se estancó el agro en toda la región. Sólo a partir de los años ‘90, con la
estabilidad cambiaria y la eliminación de impuestos discriminatorios contra el
sector exportador, volvió el agro a ser el sector dinámico del país.
Por
única vez, se dijo cuando en medio de la hiperinflación le congelaron los
depósitos a los ahorristas con el plan Bonex, y luego se lo volvió a hacer el
año pasado. Y ahora Duhalde introduce Bonex II. En última instancia, el "por una
sola vezö no se lo cree nadie.
¿Es esto simplemente un reflejo de la falta
de credibilidad generalizada de los dos gobiernos de la época post Menem? No. El
hecho que nadie toma en serio la promesa de "por única (¿o última?) vezö es que
ambos gobiernos posmenemistas no han tratado en absoluto de eliminar de raíz la
razón de su falta de credibilidad.
Tómese el caso de éste Gobierno. Dos días
después que el subsecretario para Asuntos Internacionales del Tesoro, John
Taylor, le da al gobierno argentino un dedo diciendo que el acuerdo con las
provincias es un gran paso adelante, este Gobierno le toma todo el brazo, canta
victoria y blandea su espada de guerra tradicional. Primero con las privatizadas
y el sector exportador, y luego de fuertes presiones, al agro y a alguna que
otra empresa que al haber tenido deudas internas en dólares se benefició con el
monstruo de la pesificación de las deudas (aunque el que más se benefició fue el
Estado al pesificar sus contratos de servicios y su deuda interna).
Esto sin
una visión clara del por qué ni del para qué. Si bien lo recaudado supuestamente
se aplicará para realizar gastos sociales (lo recaudado probablemente sea
destinado a cubrir deudas provinciales y el gasto normal del Estado), uno se
pregunta si ésta administración ha considerado el impacto que tales impuestos
tendrán en los incentivos a invertir y a exportar, actividades fundamentales si
este país ha de salir de sus crisis económica.
El meollo del asunto es la
incapacidad del sector público de ajustarse a la realidad del país. Aló...? ¿Se
enteró el sector público que el país está quebrado? ¿Entonces por qué no hay una
drástica restructuración del gasto público? ¿Se enteró el sector público que los
sueldos privados han bajado drásticamente en forma real y nominal? ¿Entonces por
qué no hay una reducción mayor de los salarios del sector estatal? ¿Se enteró el
sector público que la desocupación en el sector privado está superando el 20%?
¿Entonces por qué no se reduce el personal del sector público? ¿En el
presupuesto 2002, la única partida que ha tenido una reducción importante en
relación al presupuesto 2001 ha sido el pago de intereses, con las desastrosas
implicancias para el futuro del país. Todo ajuste que el Estado no lo hace, en
las situaciones actuales lo tiene que hacer el sector privado.
El Gobierno le
exige al sector privado más y más ajustes para mantener un Estado obsoleto,
ineficaz y, en las circunstancias actuales, fuera de proporción. Es hora que el
Gobierno y los sindicalistas enfrenten la realidad. No se puede seguir pateando
la pelota al centro con la esperanza de algún gol aleatorio, gracias,
probablemente, al FMI.
El cuento de la reforma política no es sino un ‘side
show’ para postergar los reales ajustes necesarios. Sólo si el Gobierno toma en
serio la necesidad de reestructurar el Estado podrá tener la suficiente altura
moral para poder pedir más sacrificios al sector privado. Esta reforma es
impostergable
DIA07 MES03 ANO2002 20020307 ANO02